Cantina Divina: El gran proyecto solidario que ha llevado a Chema de Isidro a Nave María

Si por algo se define al chef Chema de Isidro es por su lado solidario. Aunque si tuviese que definirse él mismo, simplemente diría que se trata “de un tío feliz, al que le encanta la vida” y que ha podido hacer de su pasión por ayudar, su modo de vida.

Desde que arrancase hace once años con sus clases de cocina, tanto para sus clientes como para los chicos del barrio de Tetuán, se dio cuenta que ese era el camino por el que quería seguir. “Ya había conseguido profesionalmente las metas que me había propuesto: tenía un restaurante de mucho éxito en el barrio Salamanca, hice tres programas de Canal Cocina y escribí dos libros”, nos cuenta el chef. Y de la mano de CESAL y el CEPI, un centro que tiene la ONG de ayuda al inmigrante, montó su primera escuela.

A día de hoy sigue sumando proyectos solidarios. El último, que vio la luz a primeros de junio, es La Cantina Divina. Este Restaurante-Escuela de cocina, ubicado en Nave María (Barrio Tetúan) se suma a la lista de retos de Chema de Isidro. Coincide, además, con un logro propio de los chicos de Nave María, que querían completar su trabajo con una parte social para ayudar a chicos en riesgo de exclusión social. 

Fue precisamente Cumi Torán, parte del equipo de Nave María, y la que dirige las cocinas del proyecto, la que se puso en contacto con Chema de Isidro. A través de Instagram, todo muy de la nueva era, donde ella ya había visto diferentes acciones del chef. “¿Cómo quieres involucrarte en esto”, le preguntó de Isidro a Torán. “A saco”, respondió ella. Y de ahí nace La Cantina Divina. 

La Cantina Divina

Nave María es un proyecto gastronómico y cultural que, tras cinco años de trabajo en el ámbito privado, ha completado su propósito de poner en marcha una iniciativa social: La Cantina Divina. En colaboración con la ONG CESAL, representada por Chema de Isidro, y gracias a un modelo pionero de formación y desarrollo, el proyecto busca la inserción socio-laboral de jóvenes en riesgo de exclusión social.

De hecho, según nos cuenta de Isidro, el índice de inserción de estos cursos es bastante alto. “Un curso del SEPE tiene una inserción del 7%; nosotros con ‘los dehechos’, con los chicos que nadie quiere, un 82%”, matiza el chef. Y es que el truco está en formar pinches. “Ahora todo el mundo quiere ser chef y no se dan cuenta de que en los restaurantes hace falta gente que pique, que corte, que pele”, explica. Bajo el lema “Aprender Haciendo”, su formación se basa en la práctica y no en la teoría.

Este método llega después de varios años de trabajo, en los que se han topado con chicos que no conocen ni el idioma. “Ahora hemos descubierto que la mejor forma de formarlos es trabajando; o sea, trabajar en un restaurante con cliente real”, apunta Chema de Isidro. 

Con esta metodología de restaurante-escuela, La Cantina Divina emprende su primer curso con 20 jóvenes de 16 a 23 años. Además de la disciplina gastronómica, el proyecto incidirá en las habilidades sociales y personales, fundamental para el empleo. Porque como resalta de Isidro, “la formación tiene que ser individual de cada uno y del grupo en total, porque cada perfil es diferente”. 

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